Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2022

Mi amor y yo: 2.08 Bonito

     Sentí estas ideas nubosas reclamándome en la cabeza, un nerviosismo que me apretujó el pecho, pero, entre más temor percibía, más energía tuve para correr a mi destino. Abrí la puerta con las manos temerosas, mientras chirriaba y la pesadez del tiempo y el espacio se acunó sobre mis brazos. Juro que no estaba preparado, pero la curiosidad me sedujo como luciérnaga a la oscuridad. De pronto, mis ojos se destaparon de par en par y un mundo nuevo se creó como una fantasía. Y los momentos precipitaron a cantaros sobre mí, cada uno de ellos recorriéndome la piel y alegrando mis sentidos. Cuáles son las tinieblas que te acongojan cuando reconozco lo luminosa de tu sonrisa o la felicidad que me expresan tus ojos cuando juegas sin más. Y hay que ver más allá del miedo, de las inseguridades que le acompañan y dejarlo fluir. Y yo quiero ser quien te acompañe, porque cruzar el camino de espinas no es pisar precisamente pétalos de rosas. Quiero tomarte la mano y cuidar tu paso. Que va

Mi amor y yo: 2.07 Pieza por pieza (Continuará...)

     Qué es lo que tratas de ocultar mientras me miras con galantería, cuando esas pestañas me aletean y cautivan con su poesía. Y tu movimiento corporal, pieza por pieza, me distrae, me impide ver lo que esconde tras cada uno de tus pensamientos. Frente a mí, un montón de puertas yacen cerradas, y aunque pareciera que poseo la llave para descubrir la verdad, mi temor se convierte en el muro que me detiene. Abro una de las puertas y un montón de criaturas mitológicas y de épocas de antaño se asoman y me invitan a ver un mundo ideal. También puedo darme cuenta que, aunque el tiempo transcurre como río de arena, el viento siempre sopla a tu favor. De pronto, las arenas del río crean un abismo y caigo rendido sobre las maravillas de tu imaginación. Creaste un bonito mundo para vivir. Ay cariñito, qué tratas de ocultarme, a plena luz del día, que casi puedo probar lo que tu piel cobija con cada caricia. Corro entre sonatas épicas, neurociencia y ensoñaciones, y me quedo flotando en

Mi amor y yo: 2.06 Passio (Vol. II)

     Nos arrojamos perezosos sobre el sillón de tu casa, y mientras enredaba mis dedos con tus rulitos alborotados, un silencio hizo eco en la habitación. Estuvimos un largo rato divagando, tendidos después de una larga jornada de trabajo, escuchando el sonido de la ciudad que nos agobia. Entonces, posaste tu cabeza sobre mis piernas y pude ver tu rostro con más claridad. Y qué bonito que es tu rostro al pestañear. De pronto, te sonreí porque el nerviosismo me invadió sin consentimiento, y pude apreciar como la luz se fue impregnando en el tecnicolor de tus ojos, esos mismos que dan vueltas tratando de encontrar mi mirada y me devolviste una de tus miradas coquetas. Bajé lentamente mi rostro para encontrarme con tus labios y la colisión de nuestros cuerpos vino en cámara lenta para luego sucumbir en caída libre. Aquel atardecer, a medida que las sombras fueron encontrando refugio en el interludio, acariciaste mi piel cual escultura. Me cogiste con firmeza, agarrándome con ambas

Mi amor y yo: 2.05 Y luego, realmente me asusté

     Hay un solo día en el año cuando nos podemos transformar, vestirnos de aquello que anhelamos ser. Y podemos ser reyes, bufones, superhéroes o incluso gatos salvajes. Después de medianoche, a la hora embrujada, no debemos tener miedo a convertirnos en calabaza, ya que ángeles y demonios podemos compartir y bailar al ritmo de las luces, coqueteando en medio de las sombras. Esa noche te vestiste de rey, y las ropas se fueron acomodando sobre tu cuerpo desnudo. Aunque traté de desviar la mirada, me fue imposible no fijarme en tu pecho y la firmeza de tus brazos. Y no fue el brillo de la corona lo que me dejó encandilado, sino la forma que me vestías, me acomodabas el traje de trovador y habría querido en verdad que me quitaras todo con delicadeza. En medio de demonios y figuras de fantasía, aunque seamos lo que queremos ser, la realidad se impone y hay preguntas difíciles de responder. Porque tú siendo un rey y yo su trovador, nadie dejó de preguntarse qué somos tú y yo. Si re

Mi amor y yo: 2.04 Domingo romántico

     Hoy me levanté con ganas irremediables de abrazarlo. Había soñado que el mundo, que el cielo se me venía encima. Pero, al abrir los ojos y ver su mensaje de buenos días, se me despertó el corazón. Qué flojera que es levantarse cuando solo quieres permanecer recostado entre las sábanas, pero si es cuestión de confesar, lo daría todo por despertar entrelazado a sus piernas. Abrir los ojos y ver sus ojitos dormilones, contemplando cómo su pecho se levante, inhalando el oxígeno de un nuevo día y exhalando la vida que podría compartir conmigo. Entonces, pongo los pies sobre el suelo, me dispongo para empezar el día y al abrir la ventana, una suave brisa me recuerda los días a su lado. Y le escribo y sigo escribiendo, porque quiero que se me acerque con esas palabras tan delicadas que me dedica, sin embargo, necesito escucharlas de su boca. Luego, cierro la puerta y dejo la casa tras de mí. El sol me escuece la piel, pero nada es tan cálido como su abrazo. Y de alguna manera, todo

Mi amor y yo: 2.03 Con los ojos callados

          Puedo oír la profundidad del abismo y sentir el dolor que emerge desde dentro. Casi puedo palpar el tiempo que me corroe la piel, y aunque quisiera creer que transcurre en vano, entre rabia y nostalgia, prefiero mantener los ojos cerrados. Quizá los tengo cubiertos porque la lucha me da miedo. Y dicen que “soldado que arranca sirve para otra guerra”, pero ésta trasciende de tiempos inmemoriales, que tal vez ni vida nos alcance para caer o vencer. Y quisiera mantener la venda que parece protegerme. Pese a que viva la vida a oscuras, sigo escuchando cada disparo, el sonido que explota desde las entrañas de la calle. El fuego de las barricadas ilumina las sonrisas caídas de los iracundos, cuando tú y yo quisiéramos empuñar la voz y venir en libertad. Si me saco la venda, la marcha se haría insoportable, porque pisa fuerte y con apuro. Si descubro los ojos, el dolor se haría imposible de aguantar, pero quiero confiar de tu mano que me acompaña, porque no estoy solo. Sin emb