Es solo un cascaron, qué más da. Si solo necesito mudar la piel, cuál es el dilema. Cierro los ojos y me concentro en el sonido, cómo se va resquebrajando, lentamente. Y todo parece tan lejano. Un efecto hipnótico. Sin necesidad de ningún narcótico que me pueda prescribir. Y se rompe. O, a veces, lo moldean, le dan vueltas y girones, y lo vuelven a romper. Qué tan duro puede ser este cascaron. Su resistencia o durabilidad. Su flexibilidad y su voluntad para romperse y armarse, otra vez. Prefiero pensar que no le quedan huellas. Que todas sus piezas rotas pueden desvanecerse con un solo soplido, porque polvo al polvo me convertí. Pero no te atrevas a soltar ninguna lágrima por mí. Esto es solo una muda, ya te lo dije. Estas prendas que caen al suelo, mientras me contemplas y te acaricias, esta piel desnuda que me viste no es nada más. La voy a cambiar; la piel, el color de mis ojos, lo alborotado de mis cabellos. Y me pregunto si seguirás mirándome, con esa visión feroz q