10. Espiral
Y no sabía a quién recurrir. Porque, cuando la lluvia cayó incesante sobre mi cabeza, ¿qué más podría haber hecho? Podría dejar que la lluvia precipite sin descanso, casi como si fuese una guerra entre la naturaleza y yo. Sin embargo, pese a que busque asilo en medio de la penumbra, puede que solo me haya encontrado conmigo mismo y su reflejo. Quiero verme en el espejo. Descubrir que hay más allá de lo evidente. Porque pareciera que todos pueden reconocer esa sonrisa que traigo puesta sin esmero en los labios, pero, ¿será real? Si me veo directo desde el reflejo del espejo, ¿soy yo quien se encuentra del otro lado? Así que, sin más demora, miré penetrante a la figura sobre el fondo. Así descubrí las arrugas que se han cobijado del lado de mis ojos, y tal como lo dijo una eminencia, que las arrugas son solo las marcas que demuestran que he vivido. Tal vez he reído y también llorado. Pero, sobre todas las cosas, he celebrado la vida como ningún otro. Y es que la vida es una sola,