Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2021

Cartas pa’ seguir viviendo: Y se marchó…

       Quería escapar; salir corriendo y no mirar atrás. Tuve mil y un oportunidades, y desaproveché cada una de ellas. Puede que fuese por vanidad, ceguera o simple miedo… definitivamente pudo haber sido el miedo. Pero, cuando me puse solito el grillete y me encerré en mí mismo, no habría ninguna maniobra de escapismo que pudiese liberarme. Supongo que no quería ser libre. Más bien, quería permanecer encerrado como si estuviese pagando algún tipo de penitencia. Y me costó reconocer, darme cuenta que estaba atado, atrapado en ese infierno. Fue la culpa. El miedo, siempre soplándome en la nuca. Y estoy seguro que quería quedarme por siempre para alcanzar la indulgencia de cada uno de mis errores y daños, aun así, sabía que debía romper las cadenas . Y lo hice. Puede darme vueltas en la mente, más de cien veces, que escapé como un cobarde, pero siempre he creído que un sobreviviente vive en mí. Y jamás podría llegar a vivir tranquilo entre sombras y fantasmas del ayer. Me fui p

Cartas pa’ seguir viviendo: Atrapa-miedo

     Es increíble como un espanta cucos y unas mantas hasta la cabeza podían proteger de todo mal. Antes todo parecía tan sencillo, especialmente enfrentar el miedo. Y si no podías hacerlo, siempre tenías a tus padres cerca para ayudarte a confrontarlo. Pero de adulto, cuando se supone que posees las herramientas y valentía, el poder para hacerlo, no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hacer cuando el miedo persiste? Tal vez es una de esas situaciones en las que finges y finges hasta que lo logras, o solo por el hecho de cumplir la mayoría de edad, un poder desciende directo del cielo y te da el empoderamiento necesario para enfrentarlo. Puede que esa sea la razón por la que adorné la ventana de mi habitación con guirnalda de luces y un atrapasueños, porque, si en medio de la oscuridad, cuando es más simple para las sombras hacer travesuras y danzar, el mal podría quedarse atrapado entre los hilos y telas y los colores restaurarían la paz. Ojalá todo fuese tan simple remedio como un

Cartas pa’ seguir viviendo: Redire

       Si te diesen la oportunidad, ¿volverías? Quizá revisitar un solo momento, ese del que secretamente te arrepientes. O tal vez el que te lleva a tu lugar feliz. Y pensarlo, imaginarlo con los ojos cerrados, en la intimidad de la soledad, ya no basta. Si tuviese la posibilidad de volver atrás, no serían décadas, ni algún periodo de mi infancia. Ya lo he superado. Pero hay un instante que se me quedó por siempre atascado, pendiente, como perdido en el flujo del tiempo. Supongo que es lo que me ancla. Simplemente no me deja avanzar . Quisiera volver, aunque sea un segundo, al día que le pedí que regresáramos, justo un par de meses después de haberlo terminado. Le mentí en la cara y dije que lo amaba cuando debí haberle pedido disculpas por cada una de las lágrimas derramadas. Porque, aunque nos amamos a rabiar, a veces siento que valió la pena. Pero, no te preocupes, esa carga soy yo quien la debe soportar. Y puede que haya muchos más universos infinitos como el nuestro, sin

Cartas pa’ seguir viviendo: De tiempo -volvere-

       Constantemente digo: “todo tiempo pasado fue mejor” e, inmediatamente, recuerdo esos momentos que no atesoré, porque, quizá fueron de una simpleza extraordinaria. Instancias en que solo estuve comiendo quacker y viendo televisión con mi madre y hermanas, correteando entre los juegos del parque, reunido con amigas y conspirando pa’ hurtar un poquito más de tiempo al día y seguir disfrutando. Qué ganas de volver. Así, sin más. Dar un giro sobre mí mismo, una y otra y otra vez, y ver todo con otro prisma. Puede que mucho más brillante y colorido que esta penumbra a la que estamos sometidos. Qué ganas de volver, sentir ese primer beso, saborear la comida casera de mamá, cubrirme hasta la cabeza con la manta para alejar a los fantasmas o simplemente coger la caja de los juguetes y soltar, dar rienda suelta a la imaginación. Puede que mi memoria hoy pueda consolarme y permitir un pequeño viaje en el tiempo, moverme y acercarme de nuevo a esos momentos que ya no volverán. Que, si

Cartas pa’ seguir viviendo: En el tintero

     Me cuesta pensar en aspectos pendientes de mi vida, porque, cuando pienso en lo que está pendiente, siento que hay algo que me falta. Y siempre he dicho que me siento afortunado, más bien, privilegiado. Tal vez no he podido, a causa del tiempo o por dinero, viajar por el mundo, pero he ido no solo donde el viento me llevó, también donde he querido y me lo he propuesto. Pude estudiar y ejercer una carrera que amo. Estoy rodeado del amor de mis amigos y familiares, entonces, qué me podría faltar. Y, de repente, las letras irrumpen este corazón desbocado. Quizá no es que me falte, que algo esté pendiente en esta vida, pero ¿será que no es suficiente? Paso casi todo el día alejado de ellas, transformándolo todo en un acto simple y formal, cuando lo único que quiero es unirlas, enhebrar cada letra y arrasar esta vida como un huracán. Quemarlo todo a su paso, en un solo acto de creación y destrucción . Siento que lo pendiente no es reconciliarme conmigo mismo y aceptar que un s

Cartas pa’ seguir viviendo: La última palabra

       Por qué siento que las palabras se han vuelto en mi contra. Las veo retorcidas, desgastadas, despidiéndose sin siquiera darme cara. Y como iluso enamorado, sigo esperando que vuelvan a mí, en el alero de la madrugada. En serio, díganme, ¿acaso he sido yo quien les ha fallado? Empleando como maldición esta tinta que me brota desde lo más profundo del claro-oscuro, y aun así deciden abandonarme. Ya no hay remedio. Pero, descuiden, voy a estar bien. Con certeza puede que me vaya a levantar. Porque, tal sea el caso, para qué las necesito. Si lo único que provocan con su unión encadenada es provocar un lamento, un aguacero. Que no las necesito, les digo. Las prefiero bien lejitos de esta alma mía que no aguanta más incertidumbre ni bajezas, porque, pa’ que las quiero si construyen puentes que luego debo quemar. Quizá se fueron, me abandonaron, porque… temo desaparecer con la borradura del olvido. Que les digo que ya no puedo, no aguanto más dolor ni exilio. Ahora, con esta

Cartas pa’ seguir viviendo: El final en el comienzo

       Con mis manos como hilachas que no se desprenden, férrea convicción. Frágiles y quebradizas con el paso del tiempo, insostenible. Y parece que, al aferrarse, lo ahorca. Le deja sin paso a la respiración. Entonces, ¿seré yo quien lo sofoca? Aunque gentil sea mi amarre, el efímero hilo del que pende lo mantiene con vida. De pronto, contemplo mis garras magulladas de tanto sostener, fijándome en las grietas de mis palmas, y cómo éstas van formando caminos y bifurcaciones en los que, nuevamente, me quiero perder . Pero se hace más difícil respirar. Que, de esta culpa, de este encierro nace un aguacero que puede consentir la órbita del pasado. Y a veces me repito que no tengo miedo. Que no dependo de ninguna cuerda floja. Que es rico el aire que inhalo y llena mis pulmones, pero escucho la sonata triste y vuelvo a encerrarme en mí mismo. Entonces, nuevamente, con estas garras deshilachadas y heridas, es que me obligo a agarrar los recuerdos. Los momentos que se han ido. Le re