Shush...
A veces, solamente no hay forma de escapar. Y corrí lo más rápido que pude, esquivando la fragancia que me llevaría directo a la calle de los recuerdos. Y no, no quiero que me malentiendan. Claro que me gusta recordar, vagar de vez en cuando por esa calle que solo baja en espiral, más no quise hundirme en un día tan bonito como el que mis ojos podían apreciar. ¡Mierda…! ¿Acaso no puedo tan solo tener un día para mí? Sin invocar la soledad que no deja de caer como llovizna de verano, más sé que llegando el otoño debiese terminar. Pero, ya no sé… Y quiero estar solo un ratito escuchando mi voz que va moldeando las ideas, dando vida, dinamismo a mis pensamientos, y el día podría volverse un poquito más claro, más sereno. Luego, al llegar y pararme frente a la playa, sacándome las zapatillas rápido pa’ que la memoria no me alcance. Me acerqué lentamente, descubriendo la arena que se sujetaba bajos mis pies. Y pese a que nunca me ha gustado que la arena se me quede incrustada e