Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2022

Mi amor y yo: 1.11 Como la flor

     Sé que la vida sigue. Porque, aunque no queramos aceptarlo, paradójicamente, es parte de la vida. En algún parque de antofa, nos sentamos sobre una banca y con mi abrazo le permití que volviese a respirar. El río restauró su cauce y se dejó llevar por las lágrimas que decidieron precipitar. Frente a frente, traté de ser un espejo que pudiese reflejar su dolor, pero me rompí en mil pedazos. La ansiedad nos quitó el aire, en la incertidumbre de saber que el tiempo se nos escapa y aunque tenemos las ganas, ya no podremos atraparlo. El dolor parece no solo inevitable, sino, insostenible y, pese a que alcanzamos momentos de alegría con un chiste o un abrazo, las heridas nos recuerdan en carne viva que todo se acaba. ¿Cuándo dejamos que el tiempo se nos escapara? Me desespera reconocer que no hay paraguas que nos proteja de la tormenta que se nos avecina, o al menos un abrazo que aguante el dolor que no deja de corroer en las entrañas. Y ya sé que la vida es frágil, que todo s

Mi amor y yo: 1.10 Pa'l romántico de ahí atrás

     Algunos domingos me desaniman, especialmente porque siento que la vida se marchita y está por comenzar una inevitable rutina. Justo el otro día iba caminando, escuchando mis canciones favoritas, esas que repito una que otra vez en el reproductor hasta el cansancio, pero me causan alegría. De pronto, uno de tus mensajes me hizo reír a carcajadas, seguramente fueron unas de tus reflexiones sobre la vida y las series y, aunque ya te habrás dado cuenta, se me da de maravilla reír solo por reír. Sé que a veces las palabras se me enredan, y que estoy casi seguro que todo se entiende y siente más bonito cuando lo escribo y leo en un pedazo de papel. Supongo que no soy tan inteligente cuando se trata de expresar mis emociones, pero, cuando las escribo, todo tiene más sentido. Y me pasaría la vida entera escribiendo cartas y canciones en mi cabeza, como cuando mi gato ronrronea y enfatiza la “R” solo para fastidiarme o cuando voy caminando cuesta abajo, al atardecer, y me hago más pe

Mi amor y yo: 1.09 Un beso antes de...

     Qué puedo decir… soy un fanático de los romances de épocas pasadas, como cuando sentías una liberación de adrenalina al cruzar miradas y, de pronto, sin tu consentimiento, una melodía empezaba a sonar desde el corazón. Y dedicabas esa canción porque no paraba de sonar en tu cabeza y, sabías que, si también la escuchaba, sentía lo mismo por ti. Entonces, era el destino. Jamás creí que me volvería a pasar, pero, aquel día, cuando dimos vueltas por una ciudad silenciosa, las hojas de los árboles me susurraron tu nombre y, simplemente, lo supe. Buscaste por un lugar que nos brindaría un atisbo de intimidad. Y soy tan tonto, a veces, dije, porque, ¿cómo no se me ocurrió antes? Y me mostraste lugares desconocidos que, con cada paso, pude apreciarlos con tus propios ojos. Ya todo se me hacía familiar. Y visitamos lugares en los que viviste tu infancia y casi pude contemplar al pequeño tú que también me habría encantado conocer y abrazar. A medida que la tarde se vino sobre nuestras