Silver wolf... Un milagro antes de navidad.
Tanta destrucción… pensó, mientras su corazón no paraba de latir bajo su pecho, incesante, deseando fervientemente que se detuviera tan solo un segundo. Tal vez devolverle cada uno de esos segundos a Charlie, quien claramente los merecía más que él. Un paso en falso que no debió cometer, otra vez. No podía creerlo. Realmente no quería creer que fuera posible una vida sin Charlie. Sin su compañía; las coordenadas precisas y los códigos sociales que jamás entendería. Una vida sin escuchar su tono de voz animatronico que solía desconcertarlo, especialmente cuando estaban en medio de un diálogo y se daba cuenta que no era un humano. Pero, sin duda, mucho más humano que todos los demás. Sintió el frío condensado en la guarida, diminutos copos de nieve, transparentes y gélidos, que fueron flotando delicadamente por el agujero que provocó la gran caída de la araña de hielo, un frío que lo abofeteó para despertarlo de su letargo, abriendo sus ojos de par en par ante el caos que sus malditas