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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Mi amor y yo: 3.13 Almas gemelas (Final)

Cariño:           Solía pensar que el romance era como un impulso, una ráfaga de energía que solo sienten los adolescentes, la juventud llena de emociones y que se mantiene como llama viva, aunque hubiese tempestad fuera de casa, de nuestra burbuja. Pensé también que el romance se trata sobre almas que coinciden, simplemente personas destinadas a encontrarse; compartir, enamorarse y disfrutar de las aventuras y el porvenir de una nueva vida. ¿Estaré en lo cierto? Me lo pregunto cuando reviso por última vez los varios mensajes que nos enviamos, las fotografías que te saqué cuando no estabas mirando y rememorando cada uno de los momentos que compartimos en el último tiempo. Y realmente se me hace difícil pensar que así sea, que ya no esté contigo. Recordando nuestro tiempo juntos, me di cuenta que te encontré a ti, como también me encontré conmigo mismo, y te estaré por siempre agradecido. Pero, lo que he aprendido en el último tiempo, en los últimos diez años, es que las almas

Mi amor y yo: 3.12 Algún día

Me levantaré con ambos pies sobre la tierra y agradeceré una nueva oportunidad de respirar consciente y amanecer a tu lado. Luego, el viento soplaría con soltura y nos daría el empujoncito necesario para enredar nuestros cuerpos y bailar para nosotros. Porque, cuando bailamos nace una celebración, y cada día deberíamos levantar nuestras copas y simplemente brindar. Disfrutar del cariño que brotó en una maravillosa coincidencia. Quizá la tierra se mueva a mi favor y la sonrisa no deje de brotarme de los labios. Porque así soy yo. Y te acercarías, sigiloso, abalanzándote hasta derribar mi cuerpo sobre el sillón, acariciando mi piel suavemente. Y luego, súbitamente, invocarías las cosquillas que me hacen burbujear a carcajadas. Esos dedos delgados que recorren consentidos por mi pecho, hasta encontrarnos de frente y anochecer con un beso. Así como la noche recae sobre la ciudad, tus ojos se iluminarían de solo verme cruzar la habitación. Y te preguntaría: ¿acaso se trata de una revela

Mi amor y yo: 3.11 Siniestro

     Pensar en que esto va a terminar es como atrapar las olas con las manos desnudas, esperar que las aves libres retornen a su nido o contemplar el encuentro de un amor a primera vista. Es imposible de presagiar. Pero, aun así, el misterio de la vida se fue desenmarañando frente a nosotros y, aunque queramos oponernos o forcejear, a veces solo necesitas aceptarlo. Que no tengo miedo, te dije, con una mirada sostenida y honesta. Y te prometo que fue verdad. Este impulso, esta ráfaga de ternura y pasión, pensando que nunca se apagaría, y al parecer ya está gozando de sus últimos días. Ay, cariño, solo quisiera abrazarte y decirte, que sepas que lo di todo de mí, pero casi nunca es suficiente. Porque, realmente di todo de mí. Confío en que el destino, el karma o el universo entero movieron los hilos de nuestros caminos y decidieron que separados debemos continuar. Espero que sepas disculpar. Ahora que la noche me invita a contemplar los ratos que vivimos, no dejo de pensar en la

Mi amor y yo: 3.10 Casi

     Dicen que hay que entregar el corazón. Así, sin más. Como si fuese tan simple. Pero, ¿y si lo es? Si realmente fuera tan sencillo confiarle el corazón a alguien, completamente, en cuerpo y alma, ¿lo haría? Tal vez le estoy implorando demasiado al universo. Solo una respuesta, quizá una señal. Y si, después de todo, esto es verdadero, ¿necesitaría de una señal para saberlo? Me carcomen las dudas, cuando manipulo los momentos que hemos vivido bajo las sombras, al alero de los árboles. Porque, aunque pienses que es así de simple como parece, requieres de un montón de valentía para siquiera intentarlo. Entonces, ¿qué me queda? Y solo quiero que me digas que no estamos perdiendo el tiempo. Otra vez, apago las luces, me someto a la voluntad del universo y confío en la oscuridad de la madrugada, no solo para darme consuelo, sino para que pueda darle más fuerza a las voces que vienen desde mi interior. ¿Puedes escucharlos? La serie de latidos que van coloreando mis sentidos y me m

Mi amor y yo: 3.09 Romántico incurable (Parte II)

     Estaba seguro que las olas no dejarían de azotar su rabia contra la costa y aunque deseaba huir y encontrar la tranquilidad que se me arrebató, corrí sin demora para encontrar la razón de toda esta catástrofe. ¿Acaso es mi corazón que está en duda o es la hambruna que siente mi cuerpo en las noches de soledad? Las olas cayeron como truenos sobre el mismo árbol, pero, pese a que mis manos y piernas no dejaban de temblar, fui de frente, desafiando el desastre y lo abracé con todas mis fuerzas. Quizá me confundí, porque mi corazón anhelaba con cada una de sus partecitas frágiles. Lo susurré tan bajito en el barquito de papel que no creí que se iría volando hasta su destinatario. Y lo hizo. Luego que las olas me azotaron sin piedad, caí en pedazos sobre las arenas movedizas. Y ya me había sucedido, lo de caer desmoronado, pero es tan sencillo como el tiempo sacude la vida para que el alma reviva y vuelva a gritar con sus brillantes colores. Y ya que la paz nuevamente se enco

Mi amor y yo: 3.08 Romántico incurable (Parte I)

     Vivo en un mundo donde las aves vuelan libres como barquitos de papel. A veces cuentan con un destino, un propósito, y pueden llevar deseos de un lado al otro. Lo único que tienes que hacer es susurrar una plegaría y van a cantar el anhelo que esconde tu corazón. Cuando el río fluye contra la corriente y siento que nada tiene sentido, me acerco y sumerjo mis manos para encontrar alguna respuesta, entonces, la danza de las hojas me emociona y suelo perder la concentración. Y podría quedarme contemplando eternamente las nubes que se balancean por el cielo como si fuese un parque de diversiones. Me siento inspirado por la bocanada de aire que proviene del norte, de las olas que arriban a la orilla en busca de algún marino o del tiempo que ligeramente nos abandona con su paso. ¿Podrías retenerlo para mí, aunque fuese un segundo? Que solo necesito de un instante para enamorarme o, quizá, ya lo estaba y no me di cuenta. Pero, ¿será posible? De pronto, ahí lo escucho nuevamente. Un

Mi amor y yo: 3.07 Pánico

     Si se me acaban las historias para contarte, ¿cómo podría hacer que este romance siga en vuelo? Y aunque, a medianoche, los pensamientos se me van estrellando contra las paredes, no consigo encontrar ninguna respuesta. Antes había una preocupación que me picaba la mente, pero no quería admitirlo, me decía a mí mismo: son solo inseguridades. ¿Acaso alguien puede vivir con ellas? Como en sana convivencia. Porque, para mí, son como agua pura y fresca. Es como que me siento ahogado si no las consumo a diario. Gota a gota, simplemente para sobrevivir. Sin embargo, las aborrezco. Vivía danzando entre las dudas; si soy lo suficientemente bueno, que si alguien me querría con la podredumbre que habitaba en mí. Pensé que así era, que era la realidad, mi verdad. Lo que veía en el reflejo era gris, pero los años me enseñaron a verme con más claridad. Y habría deseado una cobija, alguna mano amiga, pero supongo que tampoco recae en los demás esa responsabilidad, solo es la vivencia de mis

Mi amor y yo: 3.06 Le decíamos Valentín

     A cada extraño que tenías el placer de conocer, a tu destino o a quien se cruzase por el camino. No estoy aquí para darte una catedra, ni mucho menos para enseñarte a entregar amor, porque aún sigo descubriendo la mesura exacta, si tienes que amar con locura, con premura o con todo el corazón. Y no es de extrañar que antes perdiera la cabeza, por tanto beber vino y cerveza, para dejarnos caer al éxtasis y la agonía de la bendita compañía. Brindando por una noche más de encanto. Puede que insista en que la soledad te impulsó a recorrer callejones sin salida y senderos repletos de espinas, pero qué bonito te la pasaste besando pretendientes y recolectando cuentos de terror para tus descendientes. Porque, una anécdota más (o una menos) y juro que podría vivir en esta carcajada que me impulse de vuelta al altar. Un cuento más y este corazón de fantasías e ideales podría desplomarse sobre tu regazo. Porque así se enamora la dulce princesa que habita en mí. Aunque trato de imaginar