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Mostrando entradas de noviembre, 2023

Los mensajes que callé: Amor completo.

Una simple hojita que se marchita y luego vuelve a florecer es la evidencia más certera de los cambios que se avecinan cuando el tiempo lo cura todo y se siente todo tan luminoso y natural.   ¿Y cómo puedo cambiar pa’ que este sentimiento permanezca igual?   Mi piel no se confunde ni con las heridas del pasado y cada una cicatrizó levantándome cada día, fuerte y valiente, mirando de frente, ese es el mensaje que quiero compartir.   Deja que el cambio venga a ti como el viento que te sopla la cara, como la marea que siempre llega a la orilla.   Que estoy listo para una nueva travesía, descubrir los tesoros que se revelan ante mis ojos, destellos desde el horizonte voy a perseguir.

Los mensajes que callé: Aquellos que coquetean (en las sombras).

Por qué ocultas tu brillo que no hay escondite suficiente para reprimir tanto deseo.   Resguardado, al alero de la noche de mayo tus besos fugaces envuelven y revolotean como mariposas curiosas, coquetas y sedientas del néctar que desprenden tus labios de azúcar amargo.   Estoy acabado.   Y te invito a que salgas de tu escondrijo, mariquita linda, pósate en mi hombro y bríndame buena fortuna que el universo sea nuestro para disfrutar, ya no reprimas tus colores, solo ven conmigo a celebrar.   Al anochecer de la primera estrella siempre serás mi deseo con los ojos cerrados. Entonces, brilla conmigo, amado mío, que nuestra vida sea siempre una fiesta y juntos conmemorar la promesa de un día más.

Los mensajes que callé: A la mañana siguiente.

  las sábanas que cubren y con la ilusión a cuestas, cuando el amanecer se descubre embelesado de tus cabellos ondulados que quisiera seguir acariciando, será nuestra propuesta pendiente.   ¿Qué más tendría que pasar para alcanzar tu paraíso terrenal?   Te pido, otra vez que vuelvas a la cama que me regocijes con tus movimientos que me embriagan, desesperado por besarte cada una de las constelaciones de la piel hasta que el atardecer acabe en agonía, cariño del alma mía.   Sin mí… no quiero que te vayas.   Si abro los ojos tu rostro amanece en mi mente, si cierro los ojos solo imploro que tus latidos siempre me encuentren.   Entonces, sígueme déjame coger tu mano hasta perdernos en este encuentro de gotas que recorren nuestros cuerpos entrelazados, descubiertos, desnudando el alma y ardiendo con cada beso.

Los mensajes que callé: Prisionero de tu silencio.

Solía pensar que nuestro amor sería para toda la vida. No sé lo que ha pasado en los últimos años. Creí que la emergencia me haría correr hasta tus brazos, como en momentos de antaño, cuando no podía dormir y te necesitaba a mi lado, sin canción de cuna ni cuentos antes de dormir. Pero solíamos contar historias en medio de la oscuridad, sombras de nuestras vidas que danzaron a nuestro rededor, y jamás nos atraparon. Hasta ahora. A veces quiero violar el silencio, corromper la maldita distancia que nos separa y preguntarte el “Por qué”. Saber sobre la razón de esta lejanía que me transforma en una isla a la deriva. Y se supone que ningún hombre es -una porción de tierra rodeada por todos lados-, pero ¿yo sin tu amor? Soy solo un pedazo de suelo sin dueño, perdido en un mar sin respuestas. ¿Y qué pasa contigo? Y es que parece que también te has adueñado del silencio o te has vuelto su prisionero. Recordé viendo las fotografías, esos días de arrojar piedras, patear las hojas secas

Los mensajes que callé: La bella época.

  Pajaritos flotan sobre tus cabellos revueltos juguetones, llenos de vida armando castillos de arena y silbando una dulce melodía.   Que el tiempo se quede quietecito, esa es mi fantasía.   Y quiero quedarme aquí en este nido que me cobija con tu calorcito, llenándome de promesas y abracitos, disfrutando del presente, y no hay mejor día que este.   Pero esta época será solo una ilusión que la lluvia de mayo nos bañe con travesuras y entretención.   Y algún día abriré el baúl rebosante de recuerdos, risas y momentos preciados, cada uno de ellos atesoraré para que guíen mi travesía.