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Mostrando entradas de junio, 2021

Cartas pa’ seguir viviendo: Estas manos

     Las mismas con las que busco compañía. Podría ser cualquier parte de su cuerpo que contemplaría sin reparo. Ni una pizca de culpa sentiría, porque es casi como un milagro. Tener siquiera la posibilidad de quedarme maravillado a su lado. Quisiera ser más astuto. Tal vez coqueto. Y confesarle que lo primero en que perdí mi atención fueron sus ojos. Que al encontrarlo quedé prendido de lo despampanante de su corazón que lo llevaba expuesto a vista y paciencia de todos, sin embargo, la mirada mía se posó justo sobre sus manos que alzó sobre su cabeza, moviéndolas, libre como siempre lo ha sido. Y consternado me preguntó el por qué. Por un instante pensé en guardármelo, que esto fuese algo íntimo, solo para mí. Pero me prometí que nunca habría ningún secreto entre los dos. Entonces, tomé sus manos cálidas y vibrantes, las puse sobre mi pecho y sonrió con el palpitar desenfrenado de mis latidos. Cada uno dedicado. Luego, besé las palmas de sus manos y dije que estas manos sujeta

Cartas pa’ seguir viviendo: No reniego

       Aunque quisiera, no podría hacerlo. Cierro los ojos e imagino, porque, es lo único que nos queda. Sé que quizá no es lo mejor, que debo dar vuelta la página, pese a que esta historia no podría considerarse como tal, solo fue un microcuento. Pero, vuelvo a cerrar los ojos, imaginando un mejor final. Entonces, inmerso en la fantasía, yacemos recostados sobre la cama. Las cortinas danzarían, dando girones, mientras el viento sopla sobre nuestros cuerpos desnudos y nos invita a acurrucarnos. Que los centímetros ya no puedan separarnos la piel que anhela ser tocada, aunque solo sea dentro de un ensueño. De pronto, tu cabeza gira y tu rostro luminoso posaría su mirada frente a mis ojos, y descubro como hilos de luz van aclarando, suavizando esa sonrisa que me dedicas, como si te hubiese contado el más gracioso de los chistes. Pero es rico estar solo recostados, cuando el mundo sigue cayendo, te siento junto a mí . Entonces, no reniego. Aunque lo intente, simplemente no pued

Cartas pa’ seguir viviendo: Ahora, el ayer...

       Mientras todo siga tambaleando y derrumbándose, cuando las palabras de aliento no bastan y deseo con todas mis ganas refugiarme en un abrazo cálido, la distancia nos traspasa y nos quiebra. Solo me queda el consuelo de su aroma sobre mis pensamientos más desteñidos. Tal vez sea mi último recurso. Un botón de pánico o mí “en caso de emergencia, rompa el vidrio”, pero lo necesito. Sé que no podría vivir la vida entera encerrado en la memoria, a veces tan dulce y otras tan esquiva, pero lo quiero revivir. Aunque sea un segundo de su compañía y, de pronto, sé que podré seguir otra vez. Un montón de momentos se proyectan frente a mis ojos, risas sobre cosas absurdas, tu cursilería barata y mi burla incesante. Y cómo olvidar el tecito con miel y los dulcecitos que con tanto cariño y dedicación horneaste. No quiero por nada del mundo borrar la sonrisa de tus ojos morenos, mientras tus pestañas aletean solo para mí, y me transporta a algún presente perfecto, solos tú y yo. Humil

Cartas pa’ seguir viviendo: Se nos va la vida

     Pese a que hace un poquito más de frío, ya me pongo a disfrutar con el inminente brote de los cerezos, vislumbrando como estos se van a mostrar y desprender a vista y paciencia. Y para no dejarme llevar por esta temperatura tan mezquina, que me cuela y palidece los huesos, entre mis dedos me aferro a la tacita de té que me serví pa’ escaparme de estos pensamientos atolondrados, pero sigo cayendo como abeja a la miel. Siempre he creído que una taza de té es capaz de resolverlo todo. Aun así, fugitivo de este enredo que se me anuda en la mente, parece que ni el té con menta más azucarada podría aliviarme el alma . Quería robar un solo momento. Dejar de girar y detenerme sobre este mundo que no para. Aunque te quieras bajar y qué rico sería que todo vibrara en cámara lenta. Después de todo, cuál es la prisa. Sin embargo, vivo en estaciones diferidas que, aunque las hojas se desmayan agobiadas, marchitas, ya estoy desabrigando la piel que se quiere tostar. En fin. Todo va rápi

Cartas pa’ seguir viviendo: Solo un minuto

     Esta vida como máquina descomunal, con sus engranajes y dinámica rutinaria. Me siento agobiado, y no es solo el encierro, la soledad. De dar vueltas por las mismas cuatro paredes y sentirme culpable del privilegio, mientras que otros siguen muriendo. Es que esta vida continúa, pese a todes quienes ya se han ido. Y no se detiene, ni un solo instante. Necesito parar y respirar. Debo confesar que, en reiteradas oportunidades, espero que mi cuerpo colapse y solamente desfallezca, mientras las horas se despojan sin descansar. Y me da risa y curiosidad lo enigmática de esta vida, cuando lo único que hacemos es existir y sobrevivir. Y necesito, pido… ¿añoro?, aunque sea un minuto de silencio. Que mis pensamientos apaguen su fosforescente color y caigan al vacío. Que incluso mis latidos se detengan y dejar que el cuerpo caiga sobre su propio peso. Detenerme. Quiero un minuto de silencio por quienes no están y por quienes siguen luchando. Quienes gritan, sobreviviendo y sufriendo