Cartas pa’ seguir viviendo: El final en el comienzo

     Con mis manos como hilachas que no se desprenden, férrea convicción. Frágiles y quebradizas con el paso del tiempo, insostenible.

Y parece que, al aferrarse, lo ahorca. Le deja sin paso a la respiración. Entonces, ¿seré yo quien lo sofoca? Aunque gentil sea mi amarre, el efímero hilo del que pende lo mantiene con vida.

De pronto, contemplo mis garras magulladas de tanto sostener, fijándome en las grietas de mis palmas, y cómo éstas van formando caminos y bifurcaciones en los que, nuevamente, me quiero perder. Pero se hace más difícil respirar.

Que, de esta culpa, de este encierro nace un aguacero que puede consentir la órbita del pasado. Y a veces me repito que no tengo miedo. Que no dependo de ninguna cuerda floja. Que es rico el aire que inhalo y llena mis pulmones, pero escucho la sonata triste y vuelvo a encerrarme en mí mismo.

Entonces, nuevamente, con estas garras deshilachadas y heridas, es que me obligo a agarrar los recuerdos. Los momentos que se han ido. Le reclamo a la memoria que cierre sus ojos deambulantes y que pueda retirarse en un sueño que me permita vivir en paz.

Pese a ello, no puedo, no encontramos el final que me mire de frente.

¿Quiero sostener lo insostenible? Que las grietas y dolores me sofocan, lo extinguen, pero debe seguir fluyendo. Aunque nudos haya cosido en su camino, el peso del tiempo sigue cayendo sobre mí.

Comentarios

  1. Ayuda profesional. A mí no me sirvió, pero puede que a ti sí.

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    1. Sí, a mí me ayudó bastante en su tiempo. Creo que gracias a eso ahora puedo expresar libremente mis ansiedades, dolores y alegrías.
      Hay que ser bien cuidadoso con la ayuda profesional que solicitamos, que ojalá pueda responder a nuestras necesidades y a lo que queremos superar/sanar. ¡Saludos!

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