Cartas pa’ seguir viviendo: Y se marchó…

     Quería escapar; salir corriendo y no mirar atrás.

Tuve mil y un oportunidades, y desaproveché cada una de ellas. Puede que fuese por vanidad, ceguera o simple miedo… definitivamente pudo haber sido el miedo. Pero, cuando me puse solito el grillete y me encerré en mí mismo, no habría ninguna maniobra de escapismo que pudiese liberarme.

Supongo que no quería ser libre. Más bien, quería permanecer encerrado como si estuviese pagando algún tipo de penitencia. Y me costó reconocer, darme cuenta que estaba atado, atrapado en ese infierno.

Fue la culpa. El miedo, siempre soplándome en la nuca. Y estoy seguro que quería quedarme por siempre para alcanzar la indulgencia de cada uno de mis errores y daños, aun así, sabía que debía romper las cadenas. Y lo hice.

Puede darme vueltas en la mente, más de cien veces, que escapé como un cobarde, pero siempre he creído que un sobreviviente vive en mí. Y jamás podría llegar a vivir tranquilo entre sombras y fantasmas del ayer.

Me fui para volver, donde pertenezco, si es que pertenezco a alguien, o a algún lugar. A mí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los mensajes que callé: La distancia entre tú y yo.

Los Mensajes que Callé (LMC): La despedida.

Los mensajes que callé: Síndrome del corazón roto.