Cartas pa’ seguir viviendo: Ahora, el ayer...
Mientras todo siga tambaleando y derrumbándose, cuando las palabras de aliento no bastan y deseo con todas mis ganas refugiarme en un abrazo cálido, la distancia nos traspasa y nos quiebra. Solo me queda el consuelo de su aroma sobre mis pensamientos más desteñidos.
Tal vez sea mi
último recurso. Un botón de pánico o mí “en caso de emergencia, rompa el
vidrio”, pero lo necesito.
Sé que no podría
vivir la vida entera encerrado en la memoria, a veces tan dulce y otras tan
esquiva, pero lo quiero revivir. Aunque sea un segundo de su compañía y, de
pronto, sé que podré seguir otra vez.
Un montón de
momentos se proyectan frente a mis ojos, risas sobre cosas absurdas, tu
cursilería barata y mi burla incesante. Y cómo olvidar el tecito con miel y los
dulcecitos que con tanto cariño y dedicación horneaste. No quiero por nada del
mundo borrar la sonrisa de tus ojos morenos, mientras tus pestañas aletean solo
para mí, y me transporta a algún presente perfecto, solos tú y yo.
Humildemente,
es lo que quiero y necesito; cobijarme en esos momentos que me dan vida
pa’ vivirla.
Y aunque sea un
imposible, te voy a invitar, tomando tu mano, a que disfrutemos de la ambrosía
de estos recuerdos que danzan sin cesar.
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