Cartas pa’ seguir viviendo: Se nos va la vida
Pese a que hace un poquito más de frío, ya me pongo a disfrutar con el inminente brote de los cerezos, vislumbrando como estos se van a mostrar y desprender a vista y paciencia.
Y para no
dejarme llevar por esta temperatura tan mezquina, que me cuela y palidece los
huesos, entre mis dedos me aferro a la tacita de té que me serví pa’ escaparme
de estos pensamientos atolondrados, pero sigo cayendo como abeja a la miel.
Siempre he
creído que una taza de té es capaz de resolverlo todo. Aun así, fugitivo de
este enredo que se me anuda en la mente, parece que ni el té con menta más
azucarada podría aliviarme el alma.
Quería robar un
solo momento. Dejar de girar y detenerme sobre este mundo que no para. Aunque
te quieras bajar y qué rico sería que todo vibrara en cámara lenta. Después de
todo, cuál es la prisa. Sin embargo, vivo en estaciones diferidas que, aunque
las hojas se desmayan agobiadas, marchitas, ya estoy desabrigando la piel que se
quiere tostar.
En fin. Todo va
rápido, cariño, tanto en mi mente y aceleraó el corazoncito. Supongo que ni un
beso tuyo podría detener las horas, su curso, y con más ansias quiero vivir el
día que vendrá.
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