Cartas pa’ seguir viviendo: Solo un minuto

    Esta vida como máquina descomunal, con sus engranajes y dinámica rutinaria.

Me siento agobiado, y no es solo el encierro, la soledad. De dar vueltas por las mismas cuatro paredes y sentirme culpable del privilegio, mientras que otros siguen muriendo.

Es que esta vida continúa, pese a todes quienes ya se han ido. Y no se detiene, ni un solo instante. Necesito parar y respirar.

Debo confesar que, en reiteradas oportunidades, espero que mi cuerpo colapse y solamente desfallezca, mientras las horas se despojan sin descansar. Y me da risa y curiosidad lo enigmática de esta vida, cuando lo único que hacemos es existir y sobrevivir.

Y necesito, pido… ¿añoro?, aunque sea un minuto de silencio. Que mis pensamientos apaguen su fosforescente color y caigan al vacío. Que incluso mis latidos se detengan y dejar que el cuerpo caiga sobre su propio peso. Detenerme.

Quiero un minuto de silencio por quienes no están y por quienes siguen luchando. Quienes gritan, sobreviviendo y sufriendo, pero siguen, aunque duela.

A mí me duele, sin duda, y siento que casi ya ni aguanto.

Hoy me detuve un minuto. Respiré profundo en rededor del jardín de mi madre y, aunque todo siguió su curso, algo se rompió y sanó en mí. Un paso a la vez.

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