4. Desdeño

    Este corazón me tiene encerrado. Estoy vagando entre cuatro paredes, de lado a lado. Y quiero escapar, salir corriendo, pero inefable sentimiento me acerca al dolor. Lo siento aquí… cobijado bajo el pecho. Punzante. Relampagueante tras los ojos y quiero que esta agonía se desprenda de mí.

Punzante en mi corazón. Liberándose poco a poco. Ardor sobre la piel, fluyendo cálido entre mis dedos y palpitando fugaz con cada latido. Punzante dentro de mí, porque lo quiero, lo necesito. Y ya me siento fuera de mí, con una quemada que me escuece los labios y despierta los ojos.

Así los abro, suavemente, de par en par. De pronto, siento mis sentidos enloquecidos; distorsionados y atormentados.

Quiero salir de aquí, se lo imploro. Salir corriendo puede que sea una salida, aunque me rompa el alma, me tuerza la sonrisa y me destroce el cuerpo. Que caiga por su propio peso.

Sentí la culpa flotar sobre mis hombros y oí los pajaritos que cantaron fuera de mi cabeza; soplaron una melodía al viento y crearon un huracán bajo mis pestañas. Porque, grito y no me oyes. Te pido auxilio y me callas. Te olvido y me derramas, en tus manos, sobre mis mejillas.

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