Mi amor y yo: 1.13 Afecto (Final)
Cuando
fui a tu encuentro, no olvidaré que llegué con los ojos desnudos y con cada uno
de mis nervios a plena vista. Me deje ver frágil entre calles atiborradas de
serena, pero tu silueta me admiraba confianza, y como arribó la noche, me deje
llevar.
Supongo
que nadie sabe cuándo será la última vez, ni mucho menos la primera, y aunque
mis latidos trataron de advertirme, al despedirnos con un abrazo, aquel día
brotó una ilusión.
Yo
solo fluía con la música, con el réquiem de aquellas sonatas épicas que admiramos
aquella noche, y hasta me sonrojo al conversarte a media madrugada sobre lo que
me haces sentir, tanto que más me ilusiono, fantaseando con tu cuerpo que se
mueve al compás del mío.
Y
cuando cierro los ojos, solo imagino que nos movemos como las sombras de los
árboles, en un vaivén que me regocija el alma y me pregunto, ¿te pasará lo
mismo, cuando piensas en mí?
Me
quemaría a lo bonzo por tener otra oportunidad para sentirme entrelazado con
tus brazos, porque, cuando el mundo se vuelve más violento y difícil de
enfrentar, solo deseamos un refugio, una caricia, un apapacho de quienes quieres,
y yo lo hago. Te quiero.
Desempolvando
las rosas que había atesorado en los libros viejos, arriba del estante, me di
cuenta que no puedo, no quiero permanecer ni un solo segundo más apartado de
ti. Entonces…
Hasta pronto, cariño.
Comentarios
Publicar un comentario