Mi amor y yo: 2.02 Bestia (Vol. I)
Lo
escucho rugir de la boca del estómago hasta llegar al pecho. Le suda la frente
y le palpitan los huesos.
Impaciente
se mueve, esperando tan solo un instante de descuido para salir corriendo por
la puerta trasera, dejando por completo la cárcel que lo reprime.
Muchos
pensamientos revuelven por su cabeza como huracán. Quizá se lo lleva todo a su
paso. Pero esto salvaje que ruge sabe muy bien lo que quiere. Porque, después
de todo, el corazón quiere lo que quiere.
He
soñado con ese día, el momento preciso que tú y yo nos descuidemos y pueda
arrasar con todo. Claro que tengo miedo, cada vez que lo veo en el reflejo y me
sonríe. Porque en sus ojos puedo descubrir que ha memorizado tu sonrisa, cada
centímetro de ella. También puedo darme cuenta de la manera que va dibujando el
contorno de tus ojos y, algunas veces, dudo.
Y
quiero que corra libre para encontrarse con tu abrazo, pero ¿y si solo nos dejase
devastación?
He
soñado con ese día; abro el cerrojo y le dejo huir de la celda, porque no puede
ser reprimido, ni por ti ni por mí.
Lo siento, indomable, hirviendo por mis venas, cuando sonríes con tus ojos achinaitos. Y aunque quisiera, ya no puedo retenerlo con sus cadenas, aprisionado, que este sentimiento nos podría arrasar a nuestro fin.
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