Los mensajes que callé: Cuida tu corazón.
Si se rompe
las piezas,
tu esencia,
como frágiles semillas
que persisten,
confío en que sobrevive.
Escucha los latidos
en este espacio silencioso
y su grito será lo único que permanece.
Permíteme cuidar
lo que es valioso,
delicado,
acariciándolo con la brisa de primavera,
consintiendo su aleteo
vulnerable,
vibrando con la melodía del tamborcillo
que llama al huracán.
Quiero encerrarlo,
mantenerlo protegido
en su caja de cristal,
más no podrá contener su hambre de peligro,
salvaje sentimiento.
Y deja que la tormenta reviente
que las olas sean ligeras,
aunque me lleve la marea
cuando toda emoción se libera,
y lo apretujo suavecito sobre el pecho
su vitalidad que calma.
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